La directora de Salud Plus combina la odontología y la educación para llevar salud y dignidad a comunidades vulnerables.
Más allá del consultorio, y movida por un profundo amor hacia las comunidades vulnerables y la tierra que la vio nacer, Leidy Johanna Roldán Velásquez encontró un propósito mayor en su profesión. Convirtió la odontología, combinada con la educación, en un puente de servicio y transformación social.
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Nació en Armenia, se formó en el Quindío y descubrió en la salud pública y la docencia el camino para cambiar vidas. Como odontóloga graduada de la Universidad Antonio Nariño, combinó el ejercicio profesional con proyectos de voluntariado y brigadas médicas en zonas apartadas del país, mientras asumía la dirección de Salud Plus, institución de formación para el trabajo en la que ha impulsado programas técnicos en salud oral, seguridad y salud en el trabajo, y formación de cuidadores.
Está convencida de que la educación rompe círculos de pobreza y abre oportunidades. Bajo esa visión, ha logrado que sus estudiantes se conviertan en agentes de cambio a través de prácticas sociales en colegios, ancianatos, cárceles y comunidades rurales, con acciones tan simples como enseñar a saludar cuando se llega a un lugar.
Su liderazgo le ha valido reconocimientos nacionales, entre ellos el de mejor líder comunitaria en salud pública y privada de Colombia, otorgado en 2024 por la asociación de periodistas Gacetas de Colombia. Pero más allá de los premios, lo que la mueve es la certeza de estar en el lugar correcto, promoviendo acciones de servicio a los demás, con su ejemplo, busca promover y sembrar acciones de servicio en las personas.
¿Cómo nació su vocación en la odontología y qué la llevó a enfocarse en lo social?
Empecé con muchas dudas, pero siempre tuve claro que quería estudiar algo que me permitiera servir a los demás. En el décimo semestre sentí que la clínica no era para mí. Sin embargo, terminé mis estudios y encontré en la docencia y la salud pública un camino que me llenaba más. Descubrí que lo que me mueve es la gente: estar en contacto con comunidades, enseñar y acompañar.
¿Qué representa para usted ser directora del Instituto de Educación Salud Plus?
Es una oportunidad enorme. Desde 2018 dirijo la institución y ha sido un sueño hecho realidad. Salud Plus me permitió unir dos pasiones: la educación y el servicio social. Allí formamos cuidadores y técnicos en salud oral y en seguridad y salud en el trabajo, siempre con un enfoque humano. Más que certificar, buscamos transformar vidas.
En su participación en brigadas médicas ¿qué experiencias la han marcado?
He estado en Guainía y en Risaralda con la Fundación Manos Pintadas de Azul. Recuerdo especialmente a una niña de 14 años en Barranco Minas, en Guainía, sin un solo diente, víctima de un contexto de vulnerabilidad muy fuerte. A su corta edad tenía esposo y su salud bucal era crítica. Necesitaba tratamiento, pero no respondió si lo aceptaba: solo miraba a su pareja, mucho mayor que ella. Él no autorizó la intervención. Para mí fue un acto de violencia. Esa experiencia me reafirmó que muchas veces no se trata solo de extraer o restaurar piezas dentales, sino de enseñar y dar herramientas para que las personas se cuiden y eviten complicaciones mayores.
¿Qué impacto tienen las prácticas comunitarias en los estudiantes?
Muchísimo. Desde el primer semestre los llevamos a colegios, fundaciones, ancianatos o cárceles. Ellos aprenden enseñando, y las comunidades reciben herramientas básicas de autocuidado en salud oral y en hábitos de vida. Es muy bonito ver cómo los jóvenes entienden que su profesión puede ser un servicio y no solo un medio para obtener un título o un reconocimiento.
Fue ganadora del premio TOYP 2025 de la JCI. ¿Qué significa para usted este premio?
La verdad nunca lo busqué, llegó como una sorpresa. El año pasado me reconocieron entre 50 líderes comunitarios del país y este año recibí el premio TOYP de la JCI. Más que un logro personal, lo veo como un mensaje de que el trabajo social vale la pena y de que no estamos solos. En Colombia hay mucha gente que quiere aportar desde diferentes áreas. La postulación al TOYP fue más enfocada en conocer y hacer alianzas con otros profesionales interesados en el trabajo comunitario, y en fortalecer lazos para impactar aún más a la sociedad.
¿Cuál es su mayor sueño con Salud Plus y con su labor social?
Al principio soñaba con un gran edificio y muchos programas. Ahora mi sueño es impactar el mayor número de vidas posible. Quiero que cada estudiante que pase por nuestra puerta salga no solo con un título, sino con un propósito de servicio. Mi meta es seguir creciendo con programas que respondan a las necesidades de la región y consolidar a Salud Plus como un referente de educación con sentido humano.
¿Qué le diría a quienes piensan que servir a los demás no es rentable o no vale la pena?
Que se equivocan. El servicio siempre devuelve más de lo que uno da. Hoy me siento plena y feliz con lo que hago, a pesar de las dificultades. Cada sonrisa recuperada, cada niño que aprende a cepillarse los dientes, cada cuidador que dignifica su labor, son razones suficientes para seguir. Servir también nos transforma como personas.